Sofía(13), colombiana, ha planeado pasar las vacaciones de invierno con su mamá Nadia(31) en su casa en Madrid. El día de su viaje desde Colombia, Sofía se entera de que por motivos laborales su madre no podrá recibirla. Sofía deberá pasar entonces tres semanas con su papá Leo(31), quien vive desde hace una década en Berlín, la fría capital alemana, y es el conserje del edificio en el que vive. De ésta ciudad, Sofía solo sabe que estuvo dividida durante mucho tiempo por un muro que tumbaron justo el día en que ella nació.

En manos de ambos está si su familia continua siendo una peligrosa trampa, o si en cambio hacen de ella un valioso tesoro.

Para ambos es un reto gigantesco: Los primeros días juntos son solo desencuentros y silencio. Sofía y Leo son dos universos que aparentemente no tienen ninguna frontera común. Sofía muestra un interés nulo por conocer a su papá y se niega a abrirse al mundo nuevo que significa Berlín. No se atreve a ir sola ni si quiera al café Internet de la esquina. Leo tendrá que abrir de repente un espacio que hasta ahora solo había compartido con su mejor amigo el televisor, y su más estable compañera sentimental, la pornografía, a una niña que no conoce para nada. Sofía tiene su primera menstruación lejos de lo que ella considera „su familia“, en casa de un hombre con el que nunca ha pasado más de dos horas en su vida. Leo se siente incapaz de hacerse responsable de su hija, pues a duras penas es capaz de hacerse cargo de si mismo. Se siente confuso con la situación y busca la ayuda de su amiga Julieta.

Julieta(28)es una brasilera que siendo una niña se exilió con su familia en Berlín oriental huyendo de la dictadura militar en su país. Ha estado siempre enamorada de Leo. Leo no quiere tener una relación de pareja estable con ella, más por miedo al compromiso que por falta de interés, por lo que solo comparten una amistad que llega hasta donde el ostracismo de Leo lo permite.

Hannes(51) es arquitecto. ha sido el “protector” de Leo desde que vive en Alemania, pero al mismo tiempo lo trata como si fuera un empleado suyo sin derecho a tener una vida privada. Vive en el mismo edificio que Leo con su esposa Ursula(45), concejal por el CDU y Marika(17), hija adoptiva de ambos quien vive internada en un colegio del que la expulsan por indisciplina.

Sofía comparte palabras con Julieta y así empieza a conocer a Leo. También comparte silencios con Marika, y en su compañía empieza a interesarse por la ciudad. Pero Marika no es lo que puede considerarse un ejemplo a seguir, ni su familia la mejor muestra de funcionalidad.

En este viaje, Sofía descubrirá que la vida no es un cuento de hadas, y que en su vida no todo es como le han dicho siempre sus abuelos y su mamá. Leo, empezará a aprender a vivir realmente como un adulto. Solo ellos tendrán que decidir si quieren dejar de ser el uno para el otro como “extranjeros en tierra extranjera” para convertirse en miembros de una comunidad con PERMISO DE RESIDENCIA.